sábado, 21 de marzo de 2009

Maldita sea, otra vez al cascarón...

Dicen que uno de los pasos más difíciles en la vida es romper el cascarón. Yo ya lo tenía roto, no eran más que unos pedazos a mi lado incluso me animaba a dar mis pequeños vuelos por el mundo, y aunque pudiera quejarme ahora no dudo que era feliz. Como iba diciendo se habla de la dificultad de romper el cascarón para dar los primeros aleteos pero lo que no saben es que lo duro de verdad es haber roto el cascarón, haber volado, haber visto el cielo, haber soñado, saltado, gritado....para que de golpe te vuelva a meter entre las cascaras. La vida me ha empujado sin remedio al interior de un cascarón que no puedo soportar, no puedo decir que no sea feliz pero si que sé que no puedo seguir así. Necesito volver a batir mis alas, alejarme y volver cuando esté preparada.

Estoy agotada de intentar romper el cascarón y que no se haga ni una pequeña grieta en él y a esto se le añade el miedo a que el mundo haya cambiado cuando vuelva a estar fuera.
Así es la vida de un pez en el desierto, que sigue vivo de milagro, pero su vida es un continuo camino hacia la asfixia.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio