viernes, 21 de agosto de 2009

Nuevos pensamientos

Un cúmulo de recuerdos se me agolpa ante los ojos, es tan atrayente y repulsivo, tan cálido y desolador…Es una montaña rusa que no me deja avanzar. Avanzar. Extraña paradoja la de avanzar mirando atrás ¿no se supone que nos daríamos de bruces con lo nuevo? A veces es imposible mirar atrás sin limpiar las huellas del pasado que se pegan en nuestros cristales transgresores ansiosos de futuro. Que miedo. En estas ocasiones el torbellino de recuerdos se hace tan poderoso que intenta aplacar cualquier esperanza de futuro. Un torbellino que muestra a los que vinieron y se fueron, a los que nos dejaron despojados de aliento, a los que nos alientan cada día, los que nos alientan cada día. Son ellos, puntos fijos, vitales, imposibles de olvidar, son recuerdos cálidos y que nos atormentan cuando se alejan. Que tristeza, que alegría, no sé cómo definir este sentimiento que se evoca en cada paso. Cada nuevo paso es un reflejo de lo que nos hizo ver el anterior, por ello a veces pisamos sobre el mundo con fuerza seguros de que nuestras huellas serán imborrables. Otras veces, asustados avanzamos de puntillas para no encontrar ninguna espina que nos haga daño en los pies descalzos.
Quiero recordar siempre esos puntos fijos, se me han tatuado en la piel aunque algunos ya no están ahí, no puedo tocarlos, son palabras, lo inolvidable es difícil de sobrellevar. Esperemos que un conjuro os mantenga cerca y no os convierta en recuerdos.


Ya no estoy a la altura ni de entender lo que escribo.

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